Por INMACULADA GABALDÓN GABALDÓN.

Como ya advirtió Luhmann “todo sistema social requiere desarrollar CONFIANZA  como condición de su funcionamiento”. Puede que se trate de una confianza restringida a determinados niveles, pero la confianza no puede estar enteramente ausente. Se da la paradoja de que incluso los sistemas altamente represivos requieren contar con un alto grado de confianza siquiera sea en el manejo de sus propios aparatos represivos. La confianza, en suma, es condición de la convivencia social.

El enfoque restaurativo parte de una filosofía y unos procesos que convierten cualquier organización, entorno de trabajo, asociación, escuela… en COMUNIDAD.  Las Prácticas Restaurativas tienen como principal objetivo la generación de fuertes redes sociales y vínculos saludables entre los distintos integrantes de cualquier sistema humano.

Por consiguiente, una de las consecuencias más relevantes de la implantación del paradigma restaurativo  es el aumento significativo del nivel de confianza existente entre los miembros que integran el sistema en cuestión. Este es un dato fundamental, si tenemos en cuenta que cuando no existen niveles mínimos de confianza en el interior de un sistema, la fuerza es el mecanismo alternativo que asegura su integración.

En la actualidad hay una tendencia cada vez más acusada a relegar el uso de la fuerza y las estructuras más jerárquicas como instrumentos de integración  de un sistema, buscando la solidez, por el contrario, en mecanismos generadores de confianza.

En este sentido las Prácticas restaurativas tienen un papel crucial que jugar en las organizaciones del futuro, puesto que la implementación de un programa con enfoque restaurativo, mediante la formación y la aplicación de todo el espectro de las Prácticas Restaurativas, puede suponer un cambio paulatino, pero definitivo de la cultura de la organización de que se trate.

Los resultados tras la implementación de un programa restaurativo es posible que no aparezcan con rapidez y de forma fulminante. Estamos más bien ante el poder de lo sutil y la perseverancia, pero el uso constante de cada una de estas prácticas, -desde las declaraciones afectivas hasta las conferencias o reuniones restaurativas, que son las mas formales- está demostrando su gran potencial transformador.

Efectivamente, las primeras evidencias contrastadas en recientes investigaciones, sugieren que su implementación sistemática en cualquier entorno grupal humano promueve de forma significativa la comunicación abierta y el respeto, propiciando una forma eficiente de la gestión de la diversidad – lo que se traduce en un mejor aprovechamiento de las potencialidades de cada miembro integrante-, mejora las relaciones, la disciplina y la productividad.

Espero que estas breves lineas te inviten a conocer más de las Prácticas Restaurativas y a descubrir todo su potencial.  ¿Te animas?

Por INMACULADA GABALDON GABALDON. Abogada*Mediadora* Formadora.

Coach Ontológica y Genrativa. Coach y Trainer PNL

Instructora y Facilitadora de Prácticas Restaurativas

Directoda de MediAccion